Vientos de poniente
arrastran tres culturas
por las calles de mi infancia recreada,
destellos de luces nuevas,
puntas de lanza clavadas…
Siento el ajetreo de la mañana,
aves en jardines de la Alhambra,
nombres de mujeres bellas
inundan las calles céntricas
de historias pasadas.
Música solemne de semana santa,
paso lento en procesiones,
paupérrimo,
noches de plata olvidadas.
Corazones rotos y amistades transitorias,
la noche perdida en bares.
Cantautores, público
de espectros expectantes animados,
melodías románticas expiatorias.
Aguantar el día y
esperar que la noche levante su falda,
marchas eternamente inacabadas,
luces que se encienden
y se apagan
pero nunca fallan…
Siempre quedará Granada.
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