domingo, 3 de marzo de 2019

La queja. Ricardo Roízo.



La queja…                                              
que me dejo llevar por ella,                            
me dejo acurrucar por ella,
que me tapa los ojos,
me tapa la responsabilidad
y me anestesia.

La queja...
que me hace mirar para otro lado,
me hace mirar donde no es,
donde no hay nada que me sirva para crecer.

y por eso la quiero,
por eso me pierdo en su abrazo
y por eso a ella vuelvo,
y vuelvo y vuelvo y vuelvo a volver
y vuelvo...

la queja...
con su canto de sirena
que me lleva a encallar una y otra vez
en falsas e ilusorias y al final dolorosas orillas
una y otra vez, y una, y otra ,y otra y otra vez
y otra vez más hacer aguas, hundirme, ahogarme
en los propios mares de mis propias lágrimas...

todo, menos ser el responsable...
todo menos dirigir mi barco,
todo menos mirar desde lo alto,
mirarme desde lo alto,
todo menos vivir de verdad,
vivir desde la verdad,
todo menos tragarme los impulsos,
todo menos responder aquí y ahora,
la respuesta como hija de la responsabilidad
todo menos la realidad...

la queja...
seductora porque yo quiero que lo sea,
maternal, de la peor de las maneras...

lo siento, querida mía queja,
pero ya lo nuestro...
y no es por tí, que es por mí, en serio...
pero ya lo nuestro...
desde ahora, desde ahora que lo juro delante vuestro,
querida mía queja, 
mi confortable incómoda sala de espera,
mi sombra, mi guillotina,
mis lastres y mis cadenas,
mis sábanas devoradoras,
mi falso tu hombro, como tu falso consuelo,
mi querida, mi ex-amada queja
es que lo nuestro...
gracias por todo,
pero esto nuestro...
ya no tiene futuro.

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