lunes, 4 de marzo de 2019

El amor imposible. Pepe Mandanga.

Siento frío y soledad
Siento angustia aquí en mi pecho
Siento ganas de llorar
Siento tu voz muy adentro

Tengo que hacer un esfuerso brutal
Al no gritarte que te quiero cada día más
Si crees que mi cariño está basado en la locura...

Enciérrame entre rejas, porque lo mío no tiene cura
Cada vez que te veo, mi pluma corre ligera
Y cuando te toco, aunque la mano solo sea
Todo mi amor se estremece, todo mi amor se refuerza,
Y me invita a escribir y el papel me consuela
Porque es a él al que cuento todo lo que mi corazón anhela
Porque él sí me escucha, me consuela
Y me da fuerzas para seguir viviendo

Con este amor que me quema
Me hablas con señorío, con distancias
Con palabras correctas y yo te tengo que escuchar
Aunque no te entienda, porque solo entiendo una cosa
Este amor que me quema
Que día a día va creciendo como una madre selva
Y se va ramificando por todas mis venas
Obstruyéndolas y cualquier día saldrá la sangre
Y moriré gritándote, te quiero...te quiero
Pero tú no te has dado ni cuenta.

Mariposa, mariposa. Rosa María Huete Roldán.



Mariposa, mariposa, cómo puedes ser tan bella
y lucir esos colores que el arco iris quisiera.

Si te contemplo de cerca y compruebo como vuelas
¡con que soltura, con que elegancia,
con que eficacia!. Me dejas anonadada.

Me gustaría ser libre como tú,
volar muy alto y visitar todos los sitios
que en mis sueños imagino.
Quiero que me llenes de tu fragancia exquisita,
extraída de las flores que a diario tú visitas.

Que maravilla cuando muves  tus lindas alas,
que precisión y eficacia la tuya,
para ponerte en el centro de las flores y polinizarlas.

Tú eres una mariposa de colores  infinitos,
de fragancias sutiles  y de altos vuelos,
por eso e  pido que seas mi amiga,
que me enseñes a volar,
que me enseñes a soñar
que me enseñes a vivir libre como tú.

Mariposa, buena amiga,
porque  nunca es tarde
para echar a volar y posarte en esta Rosa.

Niños del tercer planeta. José Manuel Hidalgo.



   Voces que callan por el hambre,
mientras la Luna, contempla sus porqués,
haciendo surcos sus sufrimientos
y estelas  sus esperanzas que se disipan al amanecer,
un amanecer apagado, sin grandes perspectivas de -           
                                                                           futuro.
   No tienen lagrimas solo inocencia, miradas perdidas
que buscan gritos de derechos,
así se acuestan en sus lechos
de desconsuelo hambriento. 
  
   No hay fundamento
para justificar tantas calamidades.
   
   Niños del tercer planeta.
Sois dueños de vuestra hambre.
   
   Me cuesta digerir el pan, la leche y hasta la fruta
pensando en esos hijos del hambre,
maldiciendo a esos padres de putas
que han sabido sembrar la miseria
en el cielo del infierno.
   
   No tengo voz pero si palabra,
no puede haber justicia social
sin en ella creyera,
para redimir tanto sinvergüenza
y hacer en este desprecio
mi insignificante guerra.

Mi madre. Begoña Díaz Mora.

Así eres madre
alegre y silenciosa
eres muy generosa
por todos nosotros pasaste dolores
y a pesar de todo somos tus amores
tus hijos somos tu pasión
y tus nietos tu ilusión
eres la mejor madre del mundo
será por el amor tan profundo
que siento por ti
por eso te doy un poco de mí
gracias por ser como eres.

Henchida. Cristina Almarcha.




Como un cielo abierto, reflejado en el mar
Mostraba la noche tu belleza
Pura, cristalina y de azabache.

En mi frágil memoria veo tu cuerpo
Rodeado de rosas y aquellos amaneceres
Aún presentes en esa mirada…
Tu mirada, llena de la luz del despertar

Cuánto he de esperar para sentir
Que vuelves a mí, que puedo abrazarte
Y no sentirme extraño en esta soledad.

Ahora camino sin retorno,
Sin saber mi destino,
Recordando el abrigo de tus besos
Y el calor de aquellos labios.

Le hablo a mi alma
Henchida por aquel momento que me regalaste
Y quiero volver

A estar en tu regazo, a amarte sin fin,
Sin laberintos, de frente a tus ojos
Sabiendo que el día existirá eternamente sólo por ti.

Cuando algún día. Irene Sánchez Elvira.



Cuando algún día
que ya no recuerdo, dije
la vida es la sombra absurda
de un autobús abandonado
en mitad del desierto, 
aún no había contemplado
el abismo infinito de tus ojos. 
El afán de correr hacia el mundo, 
con los brazos abiertos. 
La ilusión reside en bucear
 dentro del propio pecho, 
para encontrar,
con toda la perplejidad posible, 
que es la guarida de los otros. 
Una página de tu libro,
un cordón de tu zapato.
Con flores en el pelo,
y un teléfono rojo,
te ha esperado mi corazón. 
Sólo una loca pensaría 
que en ese teléfono iba a sonar tu voz, 
del otro lado... 

        _Ring...ring...ring_