Cuando algún día
que ya no recuerdo, dije
la vida es la sombra absurda
de un autobús abandonado
en mitad del desierto,
aún no había contemplado
el abismo infinito de tus ojos.
El afán de correr hacia el mundo,
con los brazos abiertos.
La ilusión reside en bucear
dentro del propio pecho,
para encontrar,
con toda la perplejidad posible,
que es la guarida de los otros.
Una página de tu libro,
un cordón de tu zapato.
Con flores en el pelo,
y un teléfono rojo,
te ha esperado mi corazón.
Sólo una loca pensaría
que en ese teléfono iba a sonar tu voz,
del otro lado...
_Ring...ring...ring_
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