EL MIEDO
Cuando el cuervo de la noche se posaba
en las últimas luces de la atardecida,
mis ojos de niño
se llenaban de relámpagos y de lágrimas.
El viento que rezongaba en los senderos
era un hombre grandón envuelto en niebla
con un saco al hombro para llevar niños.
Los árboles semejaban
fantasmas de caballos desbocados
galopando por los campos.
Un miedo que me llegaba
de las raíces del mundo
temblaba en mi sangre.
Pasaba el jornalero silbando
con dos luceros prendidos en la azada,
y yo tenía miedo.
Pasaba el cazador
con sus perros jadeantes,
que olían a tojos y carquesias,
y yo tenía miedo.
Pasaban de parranda los fuertes mozos
que habían vuelto de la guerra tan contentos,
y yo tenía miedo.
Al pasar a mi lado y mirarme a los ojos,
indignados y pasmos, me decían:
“No tengas miedo”,
pero yo tenía miedo.
Solamente cuando llegaba a mis oídos
la dulce voz de miel de mi vieja,
yo no tenía miedo.
Ahora no comprendo
como aquel ser diminuto,
aquella anciana-niña tan débil,
( en sus ojos azules
había luces de amaneceres nuevos)
podía ahuyentar aquel miedo tan grande.
Cuando el cuervo de la noche se posaba
en las últimas luces de la atardecida,
mis ojos de niño
se llenaban de relámpagos y de lágrimas.
El viento que rezongaba en los senderos
era un hombre grandón envuelto en niebla
con un saco al hombro para llevar niños.
Los árboles semejaban
fantasmas de caballos desbocados
galopando por los campos.
Un miedo que me llegaba
de las raíces del mundo
temblaba en mi sangre.
Pasaba el jornalero silbando
con dos luceros prendidos en la azada,
y yo tenía miedo.
Pasaba el cazador
con sus perros jadeantes,
que olían a tojos y carquesias,
y yo tenía miedo.
Pasaban de parranda los fuertes mozos
que habían vuelto de la guerra tan contentos,
y yo tenía miedo.
Al pasar a mi lado y mirarme a los ojos,
indignados y pasmos, me decían:
“No tengas miedo”,
pero yo tenía miedo.
Solamente cuando llegaba a mis oídos
la dulce voz de miel de mi vieja,
yo no tenía miedo.
Ahora no comprendo
como aquel ser diminuto,
aquella anciana-niña tan débil,
( en sus ojos azules
había luces de amaneceres nuevos)
podía ahuyentar aquel miedo tan grande.
sencillamente increible!!!!
ResponderEliminarmuy buena manera de describir la sensacion de miedo a traves de prosas
se nota que cada una de las palabras te salen del alma... a mi tb me encanta la escritura y la poesia y en mis ratos libres me gusta recorrer blogs en busca de talento y el tuyo me ha maravillado
felicitacionees
saludos