domingo, 3 de marzo de 2019

Implosión. Eduardo B. Delgado.








Le hubiera bastado con volver a lo más básico, pero sin renunciar al ego dominante traducido en leyenda. Una composición basta de emociones. Vivir en cuerpo, que no en alma, esperando lo mejor de una falsa eternidad. Lo básico, pero lo mejor. Mirar hacia adelante con menos ya le era imposible, su mirada estrechaba el camino y no atisbaba ningún punto de escape. Gritaba en silencio entre tiempo y espacio. Ambiciones canalizadas bajo tierra, sin salidas de aire. Los miedos al alza y al vacío. Los continuos desgarros le hubiesen ardido el pecho. Las brechas saltaron los recuerdos, dejando al aire las cicatrices. La cabeza le giraba siempre veloz en una pregunta más, sin concretar ningún avance. A vueltas con sentimientos rotos, quedando manchadas manos y corazón. Todo era pensar sin renunciar a un destino, a su destino. Imposibles entre fuertes presiones. Corazas y espadas en tensión y distensión. Huellas de luchas internas por todas partes. Señales, suspiros y gritos sordos en inmaculadas herejías. Y sombras. Lo positivo y negativo de cualquier estallido. Agua y fuego en amistad o enemistad, con grises por medio. Adicciones y obsesivos devenires con parches de tiempo y distancia.
Una buena lista de porqués y otra de mitades recortadas en imperfectas diagonales. La libertad no existe, es una utopía, ni al final del cuerpo, ni al principio del alma. Mochilas e imanes inherentes a todo lo aprendido. Amores casi perennes o caducos. Las circunstancias condicionan, limitan y delimitan, aunque no por igual. La dependencia no es inmune. Por las decisiones que se toman, los riesgos que las mismas conllevan.
Viajes y libros formando puzles de movimientos plegados en continuo desarrollo. Lo llaman conocimientos, planes o etapas. Puertas cerradas y ventanas corrientes. No hay pregunta sin respuesta, sino la ausencia de una contestación convincente. Creer y crear. Que se hable de lo que se gana y pierde. Común como sentido perdido, quizás olvidado. Sin exageraciones, estruendos o grandes alardes. No es preciso generalizar, hay que seguir trabajando el “contigo”. Respectus significa “atención” o “consideración”. Valor al valor. La palabra respeto en su origen latín hace referencia a “mirar de nuevo”. Miremos de nuevo. Mirémonos.

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