Como
un cielo abierto, reflejado en el mar
Mostraba
la noche tu belleza
Pura,
cristalina y de azabache.
En
mi frágil memoria veo tu cuerpo
Rodeado
de rosas y aquellos amaneceres
Aún
presentes en esa mirada…
Tu
mirada, llena de la luz del despertar
Cuánto
he de esperar para sentir
Que
vuelves a mí, que puedo abrazarte
Y
no sentirme extraño en esta soledad.
Ahora
camino sin retorno,
Sin
saber mi destino,
Recordando
el abrigo de tus besos
Y
el calor de aquellos labios.
Le
hablo a mi alma
Henchida
por aquel momento que me regalaste
Y
quiero volver
A
estar en tu regazo, a amarte sin fin,
Sin
laberintos, de frente a tus ojos
Sabiendo
que el día existirá eternamente sólo por ti.
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