UN NACIENTE AMOR
Cuando ya no esperaba
vuelos de pájaros, ni cantos de
grillos
anunciando mañanas bañadas de rocío,
ni
la voz del agua murmurando en un río
de riberas por sauces llorones
besadas,
bajo las sombras de la luna, un suave viento
disipaba la bruma que escondía la
llama
de
un naciente amor.
Se dice que un casual acontecimiento
que nunca se olvida,
puede cambia tus sentimientos y tu
vida.
Para mí fue el conocerle surgiendo de
la nada
quien llenó mi senectud de nuevas
esperanzas
cuando creía ya agotado mi destino,
mis convicciones olvidadas y cerrados los sentidos
a nuevas pasiones.
Fuera de toda intención y toda
lógica,
me
embrujaron sus ojos, me prendé de
su boca
y soñando con su amor, deseándole, me
volví loca.
Todo lo que ocurrió después, fueron
sensaciones sin sentido, sombras
movedizas a mi alrededor,
momentos prendidos de ilusiones que cayeron
enamorándome de un caballero, de un actor
que, saliendo en la pantalla del televisor
haciendo de pobre, de rico de barbián o de
duque,
me encandila, me subyuga, me seduce.
Sí, amo pero estoy sola;
le busco y no le encuentro
y mecida en la quimérica ola de mi
fantasía,
vivo y vibro mientras sueño.
Carmen Iriarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario