Danza de la Primavera
Febrero me ha traído
una carta muy precisa: ordena que las lilas crezcan entre mis dedos y, que en
el corazón, me crezca una palmera.
¡Qué exigente viene la
primavera!
Qué exigente viene la
primavera, y mi corazón, en cambio, tan enfermizo, tengo miedo a sus llamas,
miedo a quemarme (pero soy prisionera de su hechizo).
Pero soy prisionera de
su hechizo, me obliga a abrir mis ramas, bailar con ella, con su viento
peinarme la cabellera, y cantar a las lunas de sus noches.
Y cantar a las lunas de
sus noches, cantar el colorido rojo de otoño, cantar el silencio de la nueva
nieve, y cantar, si regresa, el doloroso amor.
Y cantar, si regresa,
el doloroso amor, y nacer poco a poco en el intento, y crecer poco a poco cada
entretiempo, y volar al viento y las nuevas semillas.
Volar al viento y las
nuevas semillas; y caer donde me lleve el viento: ¿Tal vez en las entrañas de
una vieja tierra, o crecer en el fondo del mar?
Febrero me ha traído
una carta muy precisa: ordena que las lilas crezcan entre mis dedos y, que en
el corazón, me crezca una palmera.
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