Y dicen que si también estas tú
parezco menos nerviosa…
y que me quitas los nervios y te vas
sé sólo que la curva de tu cuello
es el mejor puesto que exista
para esta frente
y si me abrazas es como entrar en casa
sabiendo que no se puede
restar
Desde que te encontré tengo ganas
de colgar algo en los muros,
de sentirme de nuevo en paz con mis muros.
Pero en el gesto breve, en el exacto
modo de acomodar las velas
está toda la espera de tu mirada
y el vértigo veloz de las estaciones
que pasaran antes de que tú lo veas.
Aun así uno se alza y vive
como vaciando y llenando la casa
no de sí mismo sino de la llegada de alguien más
El perro que a mis pies mira el alba
se toma mi calor y cierra los ojos.
De nuevo sola hasta este umbral.
Los deseos frágiles que alargan
las manos del verano están aún
escondidos como los nidos entre las hojas
se quedaron en lo alto y sin volar.
Lejos de las luces del agua y del rumor
de las calles que se enfilan hacia el mar
lejos del aire que te sube por la espalda.
Pero nosotros permanecemos aquí como las radios
olvidadas encendidas en plena noche
como las insignias que han perdido algo de brillo
pero que aun así tratan de brillar
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