miércoles, 26 de octubre de 2016
ESLOVENIA: Tomaz Salamun
ESMALTE
El destino me hace rodar. A veces como un huevo. A veces me
zarandea con sus zarpas por la pendiente. Grito. Me resisto.
Empeño todo mi jugo. No debería hacerlo.
El destino puede apagarme, eso ya lo he sentido.
Si el destino no nos animara, estaríamos muertos en el acto.
He vivido días y días con el tremendo pavor de que el sol
nunca más habría de salir. De que aquel fuera mi postrer día.
He sentido cómo la luz se escurría de entre mis manos, y si
no hubiera tenido suficientes monedas en mi bolsillo y la
voz de Metka no fuera lo suficientemente dulce y amable y
concreta y real, el alma se me hubiera escapado del cuerpo como alguna
vez lo habrá de hacer. Con la muerte hay que ser amable.
El hogar es de dónde venimos. Permanecemos vivos un instante.
Mientras el esmalte se está secando
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