domingo, 30 de octubre de 2016



Esencia

Como una palabra en un poema atrapada,
me ahogas y seduces al mismo tiempo.
Lloras, vivo, sufres.
Despierta, levántate, ahora.
Por mí.
Es el momento de ser.
A veces hay que irse tan lejos
durante tanto tiempo,
que cuando vuelves
todo lo que amabas se ha vuelto viejo.
Podría matarte. O tú a mí.
O los dos a la vez.
¿Te has despertado ya?
Muévete, no te quedes ahí.
Coge mi cuerpo, haz algo de mí,
lo que sea que se convierta en arte en tus manos.
Lo cálido se me enreda en los brazos,
nos tapa la boca y los ojos.
Te envío un grito lleno de amor,
de escalofríos.
Siento cada noche la luna en las puntas de mi pelo,
lo salvaje en las yemas de los dedos.
Tiemblo durante todo el día
en la espera silenciosa de mis desbocados latidos
y, al ponerse el sol, en el mundo oscuro que queda...,
me duermo, gritas, despierto.       Sandra Frontón Díaz.




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