En el bulevar me detengo un momento
en silencio, frente a mí hay un edificio
antiguo, hay luz en sus ventanas, en las
que alguien ríe felizmente. Me saludo,
buscando a lo lejos mi ventana, de los
árboles de la acera cae una hoja en el
cuello de mi chaqueta. Viví tantos años
en paz y entusiasmo, cuando las luces
bailaban por la noche en las ventanas.
Compuse muchos poemas y artículos, pasé
noches de insomnio reflexionando sobre
mis apuntes y entretuve a los amigos,
sabios, ruidosos y audaces, leyeron
todo lo que escribí y juntos buscamos
el verdadero verso. Me detengo en el
bulevar y enciendo un pitillo, frente
al edificio antiguo, el brillo de las
ventanas es la nostalgia primera que
nunca puede ser trasferida a otro lugar.
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