Allanando mis grietas de los
años
con ese maquillaje de esperpento,
inútilmente intento recobrar
lo que mi piel perdió sin darme cuenta.
Al espejo le miento con
historias
para justificar mi deterioro.
Mis labios ya no entienden de sabores,
no aprecian el licor de tu saliva,
ha desaparecido el carmesí
que ayer
me acicalaba con descaro.
Las manos que querían escalar
mi cuerpo , ahora buscan otras cimas
vírgenes que prometan otros retos
donde no tenga rastro la erosión.
Porque todo se acaba, poco a poco,
al ritmo inalterable del reloj,
sin poder controlarlo ,aceptaré
entre
silencios, que hoy… todo se marcha.
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