Me presiento,
en la espera inquietante,
junto a un océano callado.
Oigo los rumores
que llegan de tan lejos …
No, no es la vida
no es el amor,
será el oscuro sueño
que me persigue,
alcanza lo que tengo
roba lo que soy.
Me presiento,
atenazada en el fondo de
los espejos muertos,
quieta, sin respirar
para no ser hallada.
Me presiento,
como siempre agazapada,
oyendo sólo los latidos
de tus deseos,
señales que no reconozco.
Descifraré tu código,
tu ADN imposible
de sentimiento y soledad.
Me presiento,
cerca y lejos a un tiempo
de tu amor inconmensurable.
Me presiento,
en las madrugadas de
palmeras hostiles,
de olas sin espuma,
y tú, no lo sabes.
Ahora entre marzos y
abriles verdeantes,
me presiento y te espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario