viernes, 13 de marzo de 2015

2. EN EL AMOR CADA CAUSA TIENE SU SITIO



El cielo breve de tungsteno
me noquea como la nieve

de ceniza intrascendente
cuando el alacrán reclama el plagio
de unas pupilas donde reposar su fe
de nada en ti, motor descompuesto,
incienso de telar, llama de rueca.

Ruego primigenio, proscrito
que prescribe en la memoria profética
entre la pasividad de los homicidios
y el sacrificio de los poetas
que encubren con espejo opaco
de semen sangrante de plomo
el desliz paranoico de las vías
en honor a la guerra por la  guerra.

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