Una
mujer joven. Un cigarro.
La
belleza al otro lado del humo,
el
amor en la boca del estómago.
Miradas,
murmullos, trenzas,
y
al final del café, al final de la barra,
el
dinero en un plato,
suena
el teléfono, se muerde el labio,
la
ve marchar. Otra tarde perdida.
Cada
cual por su lado.
Hormigas
por las venas,
mientras
se observa los zapatos.
El
día que levante la cabeza
y
se sienta con las fuerzas de un soldado,
se
irá hacia ella como si estuviera en la guerra
y
le dirá al oído: - Ríndete mi amor,
no
puedes escapar, te tengo rodeada.-
Mientras
tanto, su idea se funde como el barro,
como
una figura de arena entre la lluvia y el llanto.
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