ALZHEIMER
Entonces fue la sombra. Fue el trazo
indeciso sobre el lienzo, los días
enredados del calendario, los viejos
zapatos de charol. Fueron
los equívocos al principio, la sorpresa
de tu rostro ante el espejo, la sonrisa
pizpireta del encuentro. Fue la abrumadora
sensación de estar tan lejos.
Entonces fue la sombra. Fue el trazo
indeciso sobre el lienzo, los días
enredados del calendario, los viejos
zapatos de charol. Fueron
los equívocos al principio, la sorpresa
de tu rostro ante el espejo, la sonrisa
pizpireta del encuentro. Fue la abrumadora
sensación de estar tan lejos.
Entonces fue la sombra. Fue tu nombre
cosido en el forro del abrigo, el pretérito
con su guadaña aquella tarde, la cinta azul
que adornan tus cabellos.
Entonces fue la sombra. Fue la fascinación
de tus manos en mis manos, la duda
acariciando el dintel de tu puerta, la calle
que ya no es calle sino laberinto.
Entonces fue la sombra, ese oscuro ovillo
que nunca pudo borrar de tus labios
la ternura cuando mirándome
preguntas: ¿Y tú quién eres?
cosido en el forro del abrigo, el pretérito
con su guadaña aquella tarde, la cinta azul
que adornan tus cabellos.
Entonces fue la sombra. Fue la fascinación
de tus manos en mis manos, la duda
acariciando el dintel de tu puerta, la calle
que ya no es calle sino laberinto.
Entonces fue la sombra, ese oscuro ovillo
que nunca pudo borrar de tus labios
la ternura cuando mirándome
preguntas: ¿Y tú quién eres?
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