jueves, 17 de noviembre de 2011

17. - Los perros nunca leen fàbulas para perros (Alberto Guirao)



LOS PERROS NUNCA LEEN FÁBULAS PARA PERROS

El vientre enfermo de una perra sospecha un feto y cicatrices
¿En qué creerán esos perros?
A los perros les sacuden el espinazo como si fueran plumíferos con polvo
¿En qué pensarán esos perros?
Los perros son suspendidos de sus corbatas algorítmicas, tensas como cartílagos
y algunos suplican y aman la vida y deforman ladridos extasiados.
Otros son minotauros que las tardes de canícula juegan con cuerpos de gorriones;
a veces cuestan dinero.
¿Qué esperarán esos perros?
Hay perros que entre el hocico y las patas – cerca del suelo –
cuidan por siempre su resignación. Hay perros que saben lo que hay que saber
para dar fronteras a una patria, alimentar la tierra, morir en marcas viales, facilitar
la combustión o el plastificado en industrias o polígonos.
¿Para qué nacerán esos perros? ¿Y a qué se aferrarán?
¿Qué será para esos perros el mar con sus lunas grisáceas?
¿Qué será para ellos el aullido de los lobos capitolinos, los senos
reventando en pobres bocas – luego serían dentaduras imperiales?
¿Qué será para esos perros el eco del garaje, su signo en los paulares, su periódica
efervescencia sexual, su carne, sus dientes y sus zarpas?
Los perros son llevados de paseo, se encuentran por las calles, adoran
el bacon, las esquinas, husmear en los sotobosques. Son esféricas
sus esperanzas y algunos, en sus casetas, se rebañan el tuétano.
Otros olisquean, nada más, el barro que – riposa-cane in pace –
digiere los huesos de sus abuelos y los ovarios de sus abuelas.
A veces, muy pocas, se tumban poéticos bajo un ciprés o se arriman a un puente
de New York o se aguantan las nauseas en un transporte público y se preguntan
¿Qué será de nosotros, los perros?





1 comentario: