ETERNIDAD
Eternidad sin principio ni fin.
Noria que la mueve el tiempo,
se nutre de días, horas, meses y siglos…
en un coloquio con la vida.
En la niñez no existe el tiempo,
puede caber una eternidad,
en un minuto de un niño,
pero en el otoño de la vida
el tiempo nos atrapa,
y nos maneja a su antojo.
La eternidad puede ser recordar
aquel jardín, aquella tierra, sus encinas
y sus rocas, que están quietas,
igual que las arenas sordas
del desierto que el viento moldea.
Eternidad es la continuidad de la
agua del río y las aguas del mar.
Sueño de una alegría ausente,
en la que una clara penumbra realza,
los misterios de la vida.
Sentimos sed de eternidad,
Por el afán de llenar lo que es transitorio,
igual que nuestra vida que pasa fugaz.
Pero como dice el poeta,
¿Es acaso menos bella la flor por ser efímera?
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