Atardecer en la
piscina,
El agua quieta, silente
Tiñendo de color
opalescente
Las hojas de una vieja
encina.
En el ambiente, olor a
cloro.
En el suelo, una
fotografía
Rota en mil pedazos,
Aquí el cuerpo, allí
unas manos,
Más allá, unos ojos,
una boca sonriente
Arrastrados por una
suave brisa
Sin caer en el abismo
transparente
De cristal.
¿Quién te ha roto?
¿Quién te ha negado su
mirada?
¿Fue la rabia del ocaso
De un amor estival?
Olor a cloro
y tú, rota, sola, perdida para siempre.
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