LA DUDA
Es el cielo partido de septiembre.
La pupila amarillenta, palpitante,
esperando ciega la noche.
Es el silencio que urdes
y el grito que disparas.
Tu forma de medir palabras
en escaques diferentes.
Es el reglón torcido de esta historia.
Que de repente siente su punto
y derrama toda la tinta.
Quizá es el vidrio que rompes
a cada paso o insulto.
Que hace morderme el labio. Llorar entre el polvo.
Porque es la oscuridad del
tropiezo
quien impide que
caminemos descalzos.
Sin duda, es este deseo de venganza.
De romper camisas. Quemar
heridas.
De marcharme sin mirarte.
Para luego, más tarde,
-arrepentida como una perra-
reencontrarte aquí, entre escombros,
dudas y más infiernos.
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