Me agobia tanta afluencia, sobre todo, me asombra. ¿De dónde surgen los gritos? Como tales resuenan en mi cabeza, su demanda es ¡urgente¡, el mensaje.¡Escuchad!.
¡Dios
mío!.. ¿El azar puede determinar mi decisión, puede cavilar sobre el interés a
despertar del oyente, considerar primordial sacar provecho mercantil, dar luz,
novedad, originalidad, conseguir algo por lo que exclamar: ¡insólito!?
Así
de complicado he vivido la decisión de escoger entre esas voces clamando.
Exigen espacio puro sin condicionamiento, sin: "a cambio de", las
oigo en el corazón, sagrario de mi ser. La cabeza con su razón y razones
inteligentes, se estremece y acude disponible ante su apremio.
¿De
qué voces hablo, y cuál el apremio?. De las que habitan en mi conciencia,
consciencia, corazón, entrañas, alma, ser, de las que hablan de Amor, Confianza
y Seguridad. Todas con mayúscula. Su contenido y poder pacifico así lo exigen.
El
apremio está en escucharlas pausadamente, reconocerlas y prestarles la atención
que corresponde a su identidad y categoría; separarlas del griterío
descontrolado de esas otras que también nos pertenecen y tampoco podemos
ignorar: miedos y desconfianza, Juntas cohabitan en nosotros cual larva y
mariposa en el capullo.
Apremio:
de Vida , de Dios, de Paz, de Coherencia, de Latido, ¡sobre todo de identidad,
no sigamos en la maraña de la confusión que con magnificencia en su disfraz,
encubre las peores plagas, (la historia puede darnos detallada cuenta). No
existe presagio más fidedigno de catástrofe, que perder la brújula, ni más
invalidante que desconocer nuestra identidad; desaparecerán los caminos y la
posibilidad de llegar al lugar de destino, la luz del sol no remedia su
ausencia, ni las estrellas podrán sustituirlos. Confundir… voluntaria o
inocentemente es la herramienta perfecta para NO CONSEGUIR NADA, salvo, esa
confusión y miedo que exasperan al ser humano arrastrándole a la desesperación
y consecuentemente, esta, a encararse en una destrucción descontrolada (luchas
y guerra), ¡estelas de terror¡
Abandono
un poco el regazo de la metáfora para erguirme en valentía, diciendo sin
rodeos: ¡urge la cooperación en lugar de la competencia, urge la implicación
creativa para reemplazar la crítica destructiva, muy urgente, practicar el
compromiso para desplazar el mecanismo de culpabilizar mientras nosotros no
exponemos nada a cambio, urge saber quiénes somos, distinguir nuestra grandeza,
no para presumirla, sino para vivir en verdad desde ella, oír "nuestras
voces",harán más nítidas las de los otros!. Podremos alargar la inocencia
hasta el día de nuestra muerte, aunque esta suceda e edad avanzada. No hay
ningún adulto que no se siente niño, ni anciano que sufra mayor pena que la de
verse privado de este reconocimiento, su principal derecho. Además… podremos
alargar la inocencia, creer siempre en los "Reyes Magos" y como mi nieto Pablo Jorge, en
que nuestro corazón es de "oro" (literalmente). Se lo ha dicho su
papé, porque le hizo una radiografía - Sí abuela, él ha visto mi corazón-.
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